Este es un restaurante que, como la mayoría de los de La Macarena, se destaca por su ambiente acogedor y servicio personalizado. Aquí encontrará lo mejor de la cocina italiana, menos pizzas, dentro de una carta que tiene platos fijos, pero que se renueva cada seis meses.Una de las especialidades de la casa son las terneras; hay ocho preparaciones diferentes, dentro de las que se destaca la Giuletta. Otro recomendado de la casa es el spaghetti fruti di mare, con el que seguramente irá a la fija.Cuando se siente en su mesa podrá disfrutar de tres tipos de panes, todos preparados en casa. La carta la complementan pescados, pollos, raviolis y canelones, lasañas. La variedad de recetas con cada uno de los ingredientes es servida en generosas porciones y tiene la opción de acompañarlas con ensalada de la casa, puré de papa criolla, pasta o papas a la francesa. Las sugerencias del chef son la pasta y el puré.La atmósfera de este lugar está marcada por un mobiliario que evoca otra época y rescata el romanticismo de la mano del color rojo, una luz suave y música para acompañar una charla, en vez de interrumpirla.